Hola, querido, te cuento que entre tanto jugete, aroma, lugar, posición... Bueno, tanta impostura suple el amor por algunos meses.
Tenía 50 kilos, una botella de vino y algunas cajetillas al día.
Recuerdo: por la ventana, el park way; adentro, las velas y la cafetera incesante; la comida de mil sabores, los tragos que siempre cambiaban; el tiempo de amanecer y continuar.
Conclusiones apresuradas: Es bueno tener los ojos abiertos, la variedad está en todas partes, el placer, en muy pocos.
martes, 22 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario