jueves, 17 de septiembre de 2009

Rehabilitación

Ismael pide auxilio porque aún vibra. Puede sentir el adiós y llevar el atuendo erótico. Hay quien piensa en ‘paqueticos’ y se pregunta si ha de adherirse. Yo me rehabilito.
Todo empieza con un poco de llanto sin haber conquistado el paraíso perdido; luego me siento en la cama y, con un agua aromática, repaso la última semana. De a sorbitos, para no quemarme, me bebo el recuerdo revuelto con hierbas. Ya en la memoria, empiezo a olvidar. A causa de un consejo literario dejo los recuerdos en desorden para que me atropellen al abrir los cajones o me hagan resbalar mientras me baño.
Después vuelve la maniaca y giro alrededor del teléfono, es mi enemigo y voy a vencerlo. Armo y desarmo; pego y despego; clasifico y deconstruyo; escribo y tacho… A veces me asalta un recuerdo y lo interrogo hasta que sólo es motivo de adiós. Al fin, conquisto la tristeza de quien se sabe no amado y ya deja de ser objeto de amor para convertirse en lugar de las pesadillas.
Semanas más tarde, bebo tequila y cerveza. La primera por el despecho; la segunda para no perder el hábito. Tequila y cerveza. Cerveza y Tequila. Hasta que la piel sólo llama piel y olvida los nombres.

3 comentarios:

  1. Uno que pide auxilio y una en rehabilitación. ¿Qué podemos hacer?
    Tomar cerveza "para no perder el hábito".

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  2. felicitaciones:
    ¿logras conquistar la tristeza? ¿logras convertirte en la señora de nuestra tristeza? ¿logras olvidar los nombres? ¿logras convertir los recuerdos en adioses? ¡felices logros humanos que yo nunca podré alcanzar!

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  3. Licencias poeticas o poeticas licencias... jejeje

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