viernes, 25 de septiembre de 2009

En el parque

Descubrí varios estanques, caminamos hasta encontrar palos para pescar y, como no había que pescar, Matías botó ramitas, palos y piedras. Jugamos bajo una guitarra cuya melodía no identifiqué, nos resbalamos y buscamos piedras. Luego, a la biblioteca, al carrito, al sillón...
En el parque, pienso en mi compañero de vida en que no lo ha notado, en que no debe cambiar, sólo un día despertar y darse cuenta. Matías pregunta por qué estoy triste. Entonces, caigo en cuenta que nunca lo va a notar.
Caminamos hasta el taxi y subimos.
En casa, pienso que debo volver a buscar.

3 comentarios:

  1. Si nunca lo va notar, tal vez vale la pena decírselo.

    ResponderEliminar
  2. ¿es posible musitar una palabra cuando un pequeño de dos años pregunta: "por qué estás triste"?... una vez me lo preguntó y el aire se atascó en la garganta... solo pude recurrir a la arena... sólo le dije "quieres jugar con arena a construir castillos que se caen?", espero que esa haya sido respuesta suficiente.

    ResponderEliminar