lunes, 21 de septiembre de 2009

(Antecedentes uno y medio) Preescolar

Sólo por asociación o repetición inconsciente de la situación o porque los hombres (las personas) todos son iguales o porque me gusta.
Tenía 45 kilos y una trenza que bajaba por toda mi cabeza y, por supuesto, medias muy blancas y zapatos limpios.
Aprendí a abrir bien los ojos, a esperar sin desesperar, a pronunciar un nombre sin mover los labios, a llorar en la ducha y en el cine, a hacerme a un lado y abrir bien los ojos.
Recuerdo: las llamadas de media noche y su voz al otro lado del télefono (¿cuál es el otro lado?), ¿qué me dice? Alguna mentira (abrir bien los ojos). Y más tarde, llegar a mi casa con voz alcohol y hablar hasta la madrugada de ella (hacerme a un lado) para escucharle decir que debería amarme; y yo debería dormir.
Pdt:
mejor, aprovechamos que estás de pie apoyado contra la pared y me miras sin saber qué hacer y yo te quito la camisa.

1 comentario:

  1. hoy vi el cable del teléfono, pensé que las palabras que se dicen en el auricular dan vueltas, vueltas, vueltas por el cable. cuando llegan al aparato ya están mareadas y confunden su camino... es posible que cuando quieran llegar "al otro lado" ¿reboten, perdidas y mareadas, hacia nuestros oídos?

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