Dejo ese espacio, creo el vacío que debo necesitar para respirar. No más lupas que agrandan todo y distorsionan mis tardes de sábado. Bienvenidos los rostros nuevos y las ludicas de precisión. Nuevas obsesiones, cierro la cremallera y me permito respirar este sábado sin escuchar nuevas voces.
Un abrazo.
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Entonces, se acabó también para mí. Aunque en mi caso, rostros nuevos seguro no voy a encontrar.
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