jueves, 27 de agosto de 2009

Ojos de azucar

Como el hielo, los terrones de azúcar se derriten en el agua. No debe estar caliente, sólo debes ser líquido.
Nos encontramos en medio del laberinto, pero el terrón iba desapareciendo.
Como el hielo, el azúcar se disuelve hasta cierto punto.
Dejamos de vernos cuando el fango azucarado nos tapo los ojos.
Pero el hielo rebasa el contenedor, del azúcar quedan migajas.
Aún te busco en esas montañas empalagosas. Aveces, creo verte; aveces, te escondes.

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