sábado, 29 de agosto de 2009

Nuevas edades

Allí y acá, vamos en las olas. Diferentes miradas que nos disgustan de la clausula normal. Aquí o allá, nada que decir y vamos perdiendo intimidad. Así sumamos incomodidades y, bueno, un día despertamos y somos adultos; y, bueno, un día despertamos y ni siquiera somos amigos. La delicia de un café en la mañana es tomar un gesto que se desprende gratuita y sinceramente. El final es un rostro de lleno en un periódico.
Bye

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