viernes, 14 de mayo de 2010

Para llegar a Bogotá

Hola:
Querida, paso a paso, te voy a contar que la vida no cambia. Bueno, así empezaba la carta. Así debía empezar, pero estos días todo cambia aunque permanezca igual. Un día, esta tarde sin afán de ir o de llegar, sin importarme qué se traslada o qué se va. Tengo tres días en que duermo mucho y trabajo igual, entonces, lo demás se estanca, pasa desapercibido o poco percibido. Perdóname, pero los bichos me molestan y termino golpeando mis brazos. No, si quiero escribirte. Hay personas de las que nada quiero saber, pero de ti... En fin, me despido por un momento y regreso al calor y la lluvia.

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