lunes, 15 de marzo de 2010

Con los ojos cerrados

Tarde llegó a mi vida la hipocresía, en consecuencia, soy pésima practicante, mi cara me delata. Aquí o allá siempre digo más de lo que pienso cuándo existo (fuera de sí) y, bueno, si el mundo gira de apariencias, prima la interpretación sobre mi pensamiento. A veces, no es tan fácil estar en mi cabeza como pretendo. La vida hipotética de las fieras y las bestias en cada rincón donde encontramos alas para fugarnos y volver al pc sin desempolvar para provocar encuentros forzados con viejos y nuevos amores, amores nuevos que son viejos y viceversa, o simplemente con el AMOR como promesa del poder simbólico sublimizado.... Sí, demasiado.
Entonces, cierro los ojos para que nadie se sienta interrogado, cierro las puertas para que nadie crea que puede entrar.
Bye

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